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A nivel mundial los trastornos del espectro autista (TEA) han sido de gran interés para los investigadores, quienes en los últimos veinte años han incrementado los estudios epidemiológicos, neurológicos y psicológicos relacionados con dicho síndrome, convirtiéndose en una condición de amplio debate. En la década de los años sesenta era raro este diagnóstico, pero a partir de 1990 aumenta considerablemente el número de personas atendidas  por TEA, incrementando la preocupación de los investigadores, quienes consideran esta condición, un verdadero problema de salud pública.

Las personas con TEA, tienen alteraciones en la comunicación, la interacción social y el desarrollo conductual, que genera patrones restringidos de comportamiento, intereses y actividades. Se les denomina “espectro” porque afectan de manera distinta a cada persona, y su expresión puede ser desde leve hasta muy evidente, pero en todos los casos se manifiestan alteraciones o dificultades para la comunicación, conductas peculiares y sobre todo problemas en la interacción y de entendimiento de claves sociales.

La mayoría de estas conductas se manifiestan antes de los tres años en promedio y están acompañadas de anormalidades de la función cognitiva, la atención y el procesamiento sensorial.

Las estimaciones sobre prevalencia de los TEA son variables y en la actualidad en Estados Unidos, en un estudio realizado en el área metropolitana de Atlanta demostraron una prevalencia de 34 por 10.000 niños de 3 a 10 años, estos investigadores concluyen que la condición autista no es rara sino un problema extremadamente importante de salud pública, cuyo incremento se debe a factores como cambios en los criterios diagnósticos, mayor conciencia sobre las diferentes manifestaciones del comportamiento autista y mejoría en las herramientas diagnósticas.

La causa de los trastornos del espectro autista no está del todo clara, pero se sabe que en el 80% de los casos tiene un origen genético, y ya se conoce con certeza que las vacunas no tienen relación con dichos trastornos.

Cuando creamos que nuestro hijo tiene algún problema, es importante comentárselo a un especialista ya que entre más pronto se comiencen a tratar los síntomas, los aprendizajes y mejorías serán mucho más efectivos.

El diagnóstico y la intervención temprana son el conjunto de acciones, dirigidas a la población infantil, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con el espectro.

Estas intervenciones deben considerar al niño en su globalidad y han de ser planificadas por un equipo de profesionales de distintas disciplinas que según sea el caso puede incluir: pediatras, psicólogos, psiquiatras, neurólogos, psicopedagogos, terapeutas de lenguaje, aprendizaje, conductuales u ocupacionales; fisioterapeutas, nutricionistas, oftalmólogos, entre otros, que brinden un abordaje integral al niño, potencien sus  capacidades y promuevan su mejor funcionamiento.

En relación al tratamiento, consiste en enseñar al niño a desarrollar las destrezas en las que tiene fallas a través de terapias con personal entrenado y con experiencia en este tipo de trastorno. Hasta ahora no hay una medicación que resulte curativa, tampoco dietas o suplementos vitamínicos han mostrado suficiente evidencia científica que avalen su uso.

Es importante resaltar que en Latinoamérica no hay registros ni estudios epidemiológicos. Sin embargo en Venezuela, fue realizada una investigación en el 2008 en Maracaibo por el Dr. Joaquín Peña y la Dra. Cecilia Montiel, reportando una prevalencia de 1,7 por 1.000 para TEA  así mismo, en cuanto al sexo, esta condición es más frecuente en varones con una relación que va entre 2:1 a 4:1. Por otra parte, no parece existir variabilidad demográfica, étnica ni socioeconómica.

El presente proyecto tiene como finalidad crear una Fundación  sin fines de lucro donde participen: padres y  familiares de personas con TEA,  así como voluntarios, benefactores y cualquier persona que quiera formar parte de la misma; a través de ella se la podrá dar la atención integral a  las personas que  se encuentran dentro del espectro autismo (TEA) en el estado Táchira.  El proyecto surgió de  un  grupo de profesionales que  hicieron un análisis de las dificultades que confrontan las personas con TEA y sus familiares para identificar mecanismos que permitan atenderlos adecuadamente.